dimarts, 12 de juliol del 2011

Del maltrato psicológico al físico.

Normalmente el maltrato psicológico deriva en maltrato físico. Un hombre que maltrata a su pareja verbalmente intentando dominarla en su totalidad, llega un momento que considera que no es suficiente y que la mujer necesita un “aviso” más contundente recorriendo a la violencia física. Como hemos descrito anteriormente primero el agresor intenta separar la mujer de su entorno social y familiar para poder dominarla sin intromisiones. Una vez conseguido el objetivo y asegurado la dependencia de la mujer hacia el hombre, éste pasa a un segundo plano: maltratar físicamente a su pareja. El maltrato físico no solamente se refiere a puñetazos, golpes, pertenece a la agresión física. Como se puede distinguir cuasi la totalidad de los malos tratos corresponden al campo psicológico lo que significa que es posible que ese maltrato invisible a primera vista se convierta en físico.

Según la entrevista realizada a la Cap Atenció a les Dones del Consorci de Serveis Socials de Barcelona, Rosa Alemany, cabe distinguir un considerable aumento de mujeres extranjeras que solicitan los servicios que ofrece el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya ya que estas, al no disponer del entorno familiar, se ven obligadas a utilizar los servicios prestados como es el caso de la estada en los “pisos d’acolliment”.

Como última cifra cabe resaltar la escalofriante suma de 71 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas por el simple hecho de haber nacido mujer y de sufrir las consecuencias de traumas y/o perturbaciones de estos enfermos.

Derecho de las mujeres víctimas de violencia de género.

  •  Las mujeres víctimas de violencia de género tienen derecho a recibir plena información y asesoramiento adecuado a su situación personal, a través de los servicios, organismos u oficinas que puedan disponer las Administraciones Públicas. Dicha información comprenderá las medidas contempladas en esta Ley relativas a su protección y seguridad, y los derechos y ayudas previstos en la misma, así como la referente al lugar de prestación de los servicios de atención, emergencia, apoyo y recuperación integral.

  •  Se garantizará, a través de los medios necesarios, que las mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género tengan acceso integral a la información sobre sus derechos y sobre los recursos existentes. Esta información deberá ofrecerse en formato accesible y comprensible a las personas con discapacidad, tales como lengua de signos u otras modalidades u opciones de comunicación, incluidos los sistemas alternativos y aumentativos.

  • Asimismo, se articularán los medios necesarios para que las mujeres víctimas de violencia de género que por sus circunstancias personales y sociales puedan tener una mayor dificultad para el acceso integral a la información, tengan garantizado el ejercicio efectivo de este derecho.

Ser mujer

Ser mujer en algunos estados actuales es sinónimo de limitaciones. Para determinadas personas nacer con una determinada anatomía es motivo suficiente para tratar a la mujer de manera diferente y inferior al hombre. No se valora a la mujer como ser humano con sentimientos propios, con derecho a tomar decisiones que sólo conciernen a ella sin necesidad de consultar con nadie sino que sólo debe satisfacer las necesidades de su pareja sin cuestionar el papel que le ha sido asignado. La gente que piensa así, no solamente algunos hombres sino que en varias sociedades hasta la mujer fomenta este rol, no siempre llegan a maltratar a su pareja físicamente pero sí psicológicamente aunque no se den cuenta de que lo están haciendo. 

En las sociedades donde se fomenta el reclutamiento de las mujeres, hablar de sus derechos es como tratar de reducir una montaña a polvo en unos segundos. Es cierto que se ha evolucionado y se intenta discriminar menos a la mujer pero no se puede hablar de derechos ni mucho menos de igualdad de géneros. No se pide que las personas que han sido educados de una determinada forma cambien su mentalidad de un día a otro sino que por lo menos se fomente la visión de la mujer como ser humano igual que el hombre por lo que se refiere a derechos y, por supuesto, también a deberes.
Potenciar esta visión para generaciones posteriores para que no se sigua con la rueda que lleva años circulando sin que nadie oponga resistencia. 

Se debe luchar para igualar los derechos y los deberes que debe tener todo ser humano sin discriminaciones, equidad para mujeres, hombres, blancos, negros, amarillos o lo que sea por el simple y razonable hecho de ser seres humanos.
¿Por qué castigar a una mujer por cometer un supuesto adulterio y asesinato y no prestar ni la más mínima atención se los primeros delitos son cometidos por un varón? ¿Por qué tanta injusticia sin que nadie pueda hacer nada al respeto? Hay muchos porqués pero sólo una respuesta por lo que se refiere a estas cuestiones: haber abierto los ojos en este mundo en forma de mujer. En algunas sociedades por lo menos se ha intentado reconocer a la mujer como ser mortal igual que el hombre aunque los esfuerzos tarden en dar resultados satisfactorios pero en otras la percepción sigue siendo la misma que hace siglos atrás.

Para finalizar apuntar sólo que las mujeres no pueden ni deben sufrir las consecuencias de una historia dominada exclusivamente por varones que se han encargado de que sea beneficiosa para ellos sin tener en cuenta que la fuerza física no es argumento suficiente para repartir los derechos y los deberes de la manera que lo han hecho. Se ha avanzado y se está avanzando en todo menos en lo que resulta beneficioso a la mujer reduciéndola a un segundo plano.

Perfil del maltratador y de la maltratada.

En las siguientes líneas se muestra el perfil del agresor y de la agredida advirtiendo que no hay un sólo sino varios y, para delimitar, intentaremos unificar los aspectos comunes de cada uno.
Gracias a la educación que recibimos por parte del entorno familiar y, en muchos casos también del escolar, la mujer y el hombre desarrollan unos comportamientos y pensamientos característicos. También el aspecto físico influye pero es cierto que lo que nos inculcan de pequeños difícilmente se puede abandonar o eliminar. Por lo tanto podemos destacar los siguientes síntomas del hombre maltratador según fuentes consultadas.




  • Le enseñaron a utilizar la violencia física y psíquica (en su mayoría insultos ofensivos) para conseguir lo que deseaba. La familia fomentaba esta forma de relacionarse con los demás.
  • Tiene una baja autoestima lo que explica su actitud amenazadora y impotente. La imagen que tiene de él mismo es negativa y sólo se ve reforzada cuando trata a su pareja de manera inferior ejerciendo poder y control absoluto sobre ella. La autoridad que ejerce sobre la mujer no solamente se refiere a sus acciones sino también en lo personal y mental, es decir, intenta dominar la pareja en su totalidad, intentando saber todo sobre ella alegando que es de su posesión.
  • Hombre extremadamente celoso con miedo constante a que su pareja le abandone ya que hay una dependencia muy marcada. Esto lo podemos apreciar en cuando maltrata a su pareja y le dice que no puede vivir sin ella, que sin ella él no es nadie o cuando la mata y posteriormente se suicida dando a entender que sin ella su vida no tiene significado alguno.
  •  Es introvertido y no suele mostrar sus sentimientos. Observador y dominador, intentando saberlo todo sobre el entorno familiar y analizando las “buenas” y las “malas” compañías para su pareja. Persona reservada por lo que se refiere a su vida privada.
  •  Suele comportarse de distinta manera dependiendo de dónde y con quién está, es decir, en la vida pública transmite un comportamiento ejemplar y en lo privado es totalmente diferente.
  •  Su manera de percibir las relaciones sexuales es a través de la dominación del hombre y la sumisión de la mujer.
  •  Víctima de malos tratos directos y/o indirectos, es decir, fue maltratado o testigo de malos tratos. Esta característica es muy alarmante ya que supone que los hijos de las parejas donde predomina la violencia física o verbal pueden desarrollar las mismas tendencias que sus progenitores.
A continuación valoraremos el perfil de la mujer maltratado repitiendo que no hay un prototipo de mujer sino que cualquiera puede ser víctima de violencia machista.
  •  Normalmente suelen ser mujeres con una baja autoestima lo que favorece que el maltratador pueda inculcar sus creencias fácilmente.
  •  Le enseñaron a someterse a la voluntad del hombre adoptando su rol de buena esposa y sumisa.
  • Acostumbrada a las conductas violentas por haber vivido en un entorno familiar y/o social violento. Estas conductas las ve como normales, como parte del papel que debe representar. Al igual que el hombre, ésta puede haber sido testigo o víctima de malos tratos.
  • No se valora como persona ni como mujer. Tiene una visión inferior de la mujer tratando a ella y a sus iguales como seres insignificantes en comparación con el varón. Necesita constantemente la aprobación de su pareja en lo que se refiere a sus acciones y a las acciones de sus hijos.
  • Vive en una esfera erreal, es decir, no tolera el fracaso y no quiere reconocer la realidad que vive por ser traumática. No quiere despertar de la pesadilla.
  • Es incapaz de tomar posesión de una situación en presencia del hombre, se siente nula.
  • Tiene una visión del amor de sometimiento y sufrimiento. Lo da todo por su pareja y está dispuesta a hacer todo lo que le diga independientemente de si es bueno o no para ella. Lo importante es hacer feliz a los demás, a su pareja.
Podemos destacar una característica común y muy importante tanto en el comportamiento de la mujer como del hombre: el papel de la cultura, es decir, el rol que debe representar la mujer y el hombre.

El maltrato psicológico: causas y consecuencias.

La historia ha estado marcada por la discriminación en todos los aspectos. Tratar a un ser humano de manera inferior por el color de piel, por el poder adquisitivo, por su status social, por pertenecer a un sexo o a otro, etc. ha sido propio del ser humano. Segregar a un colectivo con malas intenciones es rechazable y denunciable en todos los aspectos y sentidos.

Este tema  tratará sobre la violencia machista, sobre la discriminación de la mujer por parte del sexo apuesto, hablaremos sobre el maltrato psicológico que sufre la mujer por parte de su pareja o ex pareja y las consecuencias que pueden derivar de éste.
Empezaremos este apartado detectando cómo empieza el maltrato psicológico, de qué manera se puede detectar y por qué o cómo se puede tolerar. Proseguiremos definiendo de manera general el perfil del maltratador-maltratada dando a conocer algunos aspectos que llevan a los dos implicados a comportarse como tal. Continuaremos descubriendo cuándo y cómo se pasa del maltrato psicológico al físico aportando unas estadísticas basadas básicamente en las llamadas realizadas por mujeres residentes en la ciudad de Barcelona al 900.900.120 y que sufren o han sufrido malos tratos por parte de su pareja o ex pareja. Finalizaremos este apartado con una valoración personal.
El comienzo del maltrato psicológico, cómo se detecta y cómo se puede erradicar.

Tener poder es dominar y utilizarlo para beneficiar en lugar de perjudicar es propio de seres con empatía y que miran para los demás, no sólo para uno mismo. El hombre que maltrata a su pareja por poseer una fuerza física superior a la maltratada no conoce el significado de empatía ni se preocupa por saber cómo se debe sentir la persona que tiene enfrente y hacia quien van dirigidas esas venenosas palabras y que, en la mayoría de casos, acaban en un maltrato físico que liquida, en determinados sucesos, con la vida de la víctima.

El maltrato psicológico normalmente se manifiesta en forma de “preocupación” por parte del hombre hacia su pareja en lo que se refiere a la forma de vestir, hablar, maquillar, el comportamiento hacia los otros hombres en general, entre otros aspectos. La mujer interpreta la conducta de su compañero calificándola de celos y, por lo tanto, no ve riesgo alguno en sus palabras. Hay un intento por parte del maltratador de cambiar el vestuario y el comportamiento en general de su compañera. Una vez conseguido el objetivo el hombre pasa al segundo aspecto que consiste en apartarla de su ámbito social y familiar. El objetivo a conseguir es la dependencia de la mujer hacia el hombre tanto económicamente como socialmente y para conseguirlo es necesario reducir lo máximo que se pueda el círculo de conocedores de la afectada. Empiezan los insultos, las amenazas, las provocaciones, etc. reduciendo a la víctima a un nivel inferior y con el objetivo de que ésta llegue a asumir esta inferioridad, fin que normalmente se consigue. El maltratador, a veces, no es consciente de esta reducción y piensa que el papel que debe realizar la “buena esposa” es el de obedecer a su marido o pareja en todos los aspectos. No sabe que está reduciendo a su compañera a
un mero objeto como si no tuviera sentimientos ni pensamientos propios. El maltratador manipula y intenta subordinar la mujer a él. Mari-France Iregoyen califica esta maniobra como “la colonización de la mente”. En definitiva, se intenta destrozar la confianza y la autoestima de la víctima haciendo que dude de ella misma y de sus capacidades.

El maltrato psicológico es muy difícil de detectar ya que se relacionaba y se sigue relacionando con los típicos celos de hombre “enamorado”. Como es difícil de notar es el más difícil de erradicar. El maltrato físico es evidente por la visibilidad de los acontecimientos y, por lo tanto, resulta más sencillo de controlar y denunciar. Aun así estas víctimas suelen desarrollar unos síntomas comunes como pueden ser una baja autoestima, sentimiento constante de culpa, aislamiento social, tristeza, ganas de llorara sin motivo aparente, ansiedad, rechazo y inapetencia sexual, entre otros. Como decíamos antes la dificultad de su detección hace que sea cuasi imposible de demostrar y las denuncias no se producen hasta que no hay un maltrato físico. Exteriormente se puede notar y intentar aconsejar a la perjudicada pero ésta, al estar machacada día sí día también, no lo califica de maltrato sino que lo ve como un hecho normal y si recibe los insultos y las humillaciones es por su culpa no la de su pareja.


La sociedad todavía no ha asimilado del todo la gravedad de la situación. Hay quien piensa que son hechos que suelen pasar en cualquier relación, que si hay niños entre medio la mujer debe aguantar, que sólo se produce en las familias de escasos recursos económicos, etc. Esto no solamente afecta a la percepción por parte de la sociedad a la hora de actuar como es debido y de reforzar las medidas que se están tomando sino que influye mucho sobre la afectada directamente. Mucha gente se pregunta por qué no se denuncia o por qué no acabar definitivamente la relación pero las acciones y las consecuencias de dichos actos no son fáciles de llevar a cabo. 

Hay muchos motivos pero podemos destacar las siguientes tendencias: gran dependencia del maltratador tanto económicamente como personalmente, miedo al rechazo por parte de la sociedad, perdida del círculo familiar-social, miedo a la reacción del agresor, etc. Los pretextos son diversos y en cada caso es diferente pero es cierto que llega un momento que la mujer ya no puede aguantar más las humillaciones y los maltratos sufridos y “explota” denunciando los hechos a las autoridades, a los vecinos, familiares, amigos, etc. A nadie le gusta que lo maltraten como se fuera menos que un objeto y si estas mujeres no denuncian es por algo y, ese algo, normalmente se llama miedo.

violencia cotra la mujer

La violencia machista es un problema mundial y como tal no podemos ubicarlo en una zona u otra o alegar que sea típico de una cultura o sociedad determinada sino que es de todos. En determinados estados los derechos de la mujer se han reconocido en la teoría y se han intentado llevar a la práctica, con éxito o no, por lo menos se ha intentado reconocer a la mujer como ser igual que el hombre por lo que a derechos se refiere. Cierto es que en algunos países derechos de la mujer no tiene cabida en la agenda política ni en el ámbito social por ser un colectivo dominado por el sexo masculino y donde el papel que deben representar cada sexo es incuestionable. Cierto es que en este rol la mujer sale claramente perjudicada y cierto es, cómo no, que mientras no se consiga concienciar a la sociedad sobre la gravedad del caso y se intente rechazar y denunciar este “fenómeno” las mujeres seguiremos representando la peor parte de la obra con la boca cerrada y sin posibilidad de cambiar o modificar la parte que nos toca vivir.

Este ensayo tratará sobre la violencia que ejerce el hombre sobre la mujer con todas las posibles causas y/o consecuencias que puedan derivar de la situación. Para delimitar se concentrará en lo referente a la violencia machista que, a diferencia de la doméstica, sólo atiende a los malos tratos que recibe la mujer por parte de su pareja o ex pareja. Esta distención responde a que la violencia doméstica puede referirse a muchos supuestos o casos como por ejemplo la violencia que reciben los ancianos, los padres, los hombres, etc. por parte de sus hijos, nietos, pareja, entre otros.

La mujer en el islam

Lo que más me sorprende es que algunas personas que no conocen la realidad del islam o que aún conociéndola intencionalmente lo justo para desviar al ser humano del conocimiento del Isla, dicen que el Islam es enemigo de la mujer, que degrada su dignidad y humilla su orgullo, y la deja a un nivel más cerca del estado puramente animal, que solamente es un goce sensual para el hombre y un instrumento para engendrar, de tal suerte que la  mujer está  en una posición  inferior al hombre y dominada por él.


No existe otra cosa más falsa y fuera de la  realidad  que esta  afirmación,  quien así  lo  dice ignora totalmente  las normas islámicas.  Dios todopoderosos en el Islam desde hace más de 14 siglos, por medio del sagrado Corán declara la igualdad de hombres y mujeres en la vida, el honor, la dignidad y en la sociedad  en general, respetando los bienes de ambos (hombres y mujeres) ,  Dios  nos  dice  que los bienes de todas las personas  son sagrados y por lo tanto estáprohibido  menoscabar directa o  indirectamente, todos  estos  derechos  son  comunes a hombres y mujeres  sin ninguna distinción. El Sagrado Corán,  Dios todopoderoso  nos enseña  esta igualdad entre el hombre y la mujer, no solamente porque nos lo  ordena  de una manera clara, sino también por cuanto en muchas Ayas  Dios se refiera tanto a la mujer como al hombre en sus  derechos  y  obligaciones sin hacer distinción.


Veamos al Sura 33, Aya 35 del los versos del corán: “Dios ha preparado perdón y magnífica recompensa para los musulmanes y las musulmanas,  los creyentes y las creyentes, los devotos y las devotas,  los  sinceros y las sinceras, los pacientes y las pacientes, los humildes y las humildes, los que y las que dan limosna, los que y las que ayunan,  los  castos y las castas, los que y las que recuerdan mucho a Dios”.